Pablo Laguna: “Las universidades deben evolucionar hacia un modelo en el que la investigación sea el motor principal”

La curiosidad le llevó a solicitar una beca de investigación al finalizar sus estudios universitarios, lo que marcó su inicio en este camino. A lo largo de los años, Pablo Laguna ha sido testigo y protagonista del crecimiento del Instituto, desde su temprana vinculación hasta su ascenso a la dirección. Disfruta de la creatividad y el aprendizaje constante que ofrece la investigación. Subraya la necesidad de dar tiempo al proceso y superar los primeros obstáculos para encontrar la verdadera pasión por esta profesión.
Por Alejandra Catalán
Pablo Laguna

¿Por qué decidió dedicarse a la investigación?

La decisión de dedicarme a la investigación surgió un poco por azar. Durante la carrera, no tenía una conciencia muy clara de lo que era la investigación. Fue en el último año, cuando un compañero, quien ahora también es profesor en la Escuela, mencionó que iba a solicitar una beca de investigación. Al no tener conocimiento previo sobre qué era eso, investigué más al respecto, y entonces me picó la curiosidad y pedí una beca, lo que marcó mi entrada en el mundo de la investigación.

Entonces no siempre tuvo claro a qué quería dedicarse

En ese momento, decidí explorar el mundo de la investigación, porque no estaba familiarizado con él. Los inicios fueron difíciles, piensas que te van a decir cómo hay que hacer las cosas y no suele ser así, te das cuenta que requiere bastante esfuerzo personal y trabajar a prueba-error sin tener certezas ni control de los resultados.

Luego te sientes abrumado al enfrentarte a conceptos complejos y la necesidad de proponer ideas nuevas. Es una carrera de fondo, pero cuando llegan los resultados, es cuando empiezas a sentirte más cómodo, y resulta reconfortante. Diría que la idea de que podría hacer de la investigación mi profesión vino en la segunda parte de mi tesis doctoral, cuando pude ver que disfrutaba con la creación y resolviendo problemas prácticos.

Cuánto tiempo lleva vinculado al I3A y cómo ha sido la trayectoria hasta llegar a dirigir el Instituto

Llevo vinculado al I3A desde su creación. En aquel entonces, ya era profesor en la Escuela y me uní al Instituto desde el principio. La persona que dirigía la división de Ingeniería Biomédica en ese momento, Armando Roy, tuvo que asumir otras responsabilidades y Manuel Doblaré, el primer director del I3A, me invitó a participar en la coordinación de esa división. Estar en la dirección me permitió comprender mejor el funcionamiento del Instituto y su potencial para generar valor añadido. Como investigador, a menos que seas curioso, como es mi caso, no acabas de ver exactamente cómo son las cosas. Cuando finalizó el mandato de Ignacio Garcés, diversas circunstancias me llevaron a presentarme como director y he estado al frente del Instituto durante cuatro años.

La parte más gratificante de la gestión es ver cómo las iniciativas se materializan y dan sus frutos.

¿Qué aspectos de la gestión del Instituto le resultaron más gratificantes y cuáles más desafiantes?

La parte más gratificante de la gestión es ver cómo las iniciativas se materializan y dan sus frutos. En cualquier ámbito profesional y personal, ver que las cosas avanzan es siempre motivo de satisfacción. Sin embargo, la gestión implica procesos que suelen ser lentos, y a menudo los resultados de las acciones que se ponen en marcha se ven reflejados en futuras direcciones. Por ejemplo, pusimos en marcha una infraestructura que permitió dar un impulso al clúster muy importante y fue una actuación que arrancó la dirección anterior. Lo más satisfactorio es cuando los investigadores se involucran y están dispuestos a colaborar y participar en nuevas iniciativas.

Lo que menos me gusta es la carga burocrática asociada a la gestión. Cualquier acción que se quiera llevar a cabo requiere enfrentarse a una gran cantidad de restricciones, que en ocasiones desanima. Las iniciativas, a menudo, se encuentran, además de con la escasez de recursos, con una serie de obstáculos y reticencias administrativas que las hacen excesivamente costosas. Cambiar el “statu quo” siempre es un desafío considerable.

Algún momento que le gustaría destacar de esos cuatro años de dirección del I3A

Me resulta difícil destacar algo puntual, ya que cada acción tiene su valor en su contexto. Por mencionar alguna, las becas otorgadas a estudiantes, es una iniciativa que consideramos importante por lo que tiene de involucrar a los jóvenes, el futuro, en la investigación y el Instituto, aunque sea gradual en su implementación y de resultados a largo plazo. Además, los programas Impulso, la comunicación del Instituto, el soporte a los proyectos europeos, son acciones que espero tengan un impacto significativo en el medio plazo. También se ha trabajado en mejorar el clúster y se han realizado esfuerzos en la gestión de proyectos. En resumen, ha sido un esfuerzo conjunto en múltiples áreas.

¿Cuál es su visión del futuro del I3A? ¿Qué desafíos cree que tiene que enfrentar en los próximos años?

Tal como veo yo la Universidad, la investigación tiene que tomar un papel mucho más preponderante de lo que tiene en la actualidad. Las universidades deben evolucionar hacia un modelo en el que la investigación sea el motor principal, y de ahí difundir hacia una docencia más innovadora. Si bien la docencia sigue siendo la clave fundamental de la universidad, son las instituciones que priorizan la investigación las que suelen tener un mayor impacto en la sociedad y atraen talento que realimenta a la institución. Entonces, a mí me gustaría que la Universidad de Zaragoza evolucionara en esa línea lo más posible, y los Institutos creo que son la herramienta adecuada para esta transformación. En el contexto de la tecnología, me gustaría que el I3A fuera, y creo que lo será, la referencia de creación e innovación tecnológica de la Universidad hacia la sociedad.

Me gustaría que el I3A fuera, y creo que lo será, la referencia de creación e innovación tecnológica de la Universidad hacia la sociedad.

En su grupo, BSICoS ¿cuáles son las líneas de investigación principales?

Nos enfocamos en aplicar tecnologías de la información y comunicaciónes (TIC) en el ámbito de la salud y la medicina. Si bien gran parte de nuestro trabajo se ha centrado en cardiología, también exploramos otras áreas como el sueño. Desde sus inicios, BSICoS ha evolucionado desde el procesamiento de señales de electrocardiograma hacia una comprensión más integral de la electrofisiología cardiaca desde el nivel celular, pasando por el tejido, órgano y cuerpo completo. Además, visualizamos un futuro donde podamos desarrollar un gemelo digital fisiológico, que permita simular el funcionamiento del corazón de manera personalizada. Esto nos ayudaría a diseñar terapias específicas y prevenir riesgos para cada individuo.

Algún proyecto que quiera destacar

Destacaría un proyecto que fusiona experiencia en el campo de las comunicaciones, la automática y la fisiología, resultando en un sistema para monitorizar la acción del sistema nervioso autónomo. Este sistema permite monitorizar el control que el organismo realiza de forma autónoma en funciones como la respiración, el ritmo cardiaco, o sus interacciones y es útil para detectar situaciones de estrés, crisis asmáticas y otras patologías que degradan el sistema nervioso autónomo.

Estoy muy satisfecho de mi contribución un libro docente sobre procesamiento de señales bioeléctricas para la enseñanza en titulaciones de ingenierías. Este proyecto interrelaciona los métodos científico-tecnológico de la Ingeniería con un sustrato basado en los conocimientos de la fisiología, fomentando la colaboración y la comprensión integral entre disciplinas.

¿Cómo visualiza el futuro de su área de investigación? ¿Hay algún desafío que le parezca especialmente interesante?

El futuro se perfila hacia el desarrollo de gemelos digitales fisiológicos o funcionales, presenta un gran potencial. La evolución de la Inteligencia Artificial también es un desafío intrigante, tengo mucha curiosidad por ver cómo puede contribuir significativamente en el área. Además, el estudio del cerebro y el sistema nervioso sigue siendo un gran desafío muy atrayente, sigue siendo un gran desconocido, pero ya se están abriendo nuevas puertas para intentar entenderlo.

¿Qué es lo que más disfruta de su profesión?

Lo que más disfruto es el aprendizaje constante y la creación. Para mí, aprender es una gran experiencia, y encontrar soluciones a problemas que pueden tener un impacto social positivo es muy satisfactorio. Ver el crecimiento personal y profesional de los estudiantes, desde que llegan más o menos despistados, verlos cómo van madurando, también resulta muy gratificante.

¿Qué le diría a quien esté pensando dedicarse a la investigación?

Si lo está pensando quiere decir que ya le da una oportunidad, entonces le diría que siga adelante sin dudarlo, que no tiene por qué ser una decisión irreversible, pero que se conceda suficiente tiempo para tener un juicio propio bien fundado. Los primeros desánimos están casi garantizados, por lo que recomendaría que se dé esos dos años de plazo hasta que empiece a coger el gusanillo. Es un poco como aprender a esquiar, el primer día dices quién me ha mandado venir aquí, el segundo igual, tienes que esperar al cuarto para empezar a disfrutar de deslizarte por la ladera. Yo creo que la investigación es un poco lo mismo, hay que esperar al cuarto día a empezar a disfrutar, que a lo mejor, en este caso, es el segundo año.

DE CERCA…

Qué estudió: Licenciatura en Físicas y doctorado en Ingeniería Biomédica

Un sueño por cumplir: No soy mucho de sueños, me gusta más el camino que la meta, quiero disfrutar de él a donde me lleve.

Un viaje: Kenia y los glaciares de Argentina los tengo grabados en la retina, y el Amazonas o Islandia son dos que me gustaría hacer.

A qué se dedica en su tiempo libre: Me encanta estar en contacto con la naturaleza, andar, también me gustan mucho las manualidades, viajar y una buena charla.

Un libro: Patria o Volveré a buscarte

Una película: Oppenheimer o La sociedad de la nieve

Grupo musical: Simon and Garfunkel o ABBA

Cómo se definiría: Curioso y empático.

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