Hasta siempre, profesor Silva, Manolo

Manuel Silva Suárez falleció ayer en Zaragoza. Dedicó 43 años a la docencia y la investigación y destacó por su faceta humanista y social.
Manuel Silva

Nos despertábamos ayer con la triste noticia del fallecimiento de Manuel Silva, catedrático de la Universidad de Zaragoza, miembro del Departamento de Ingeniería de Sistemas e Informática (DIIS) de la Escuela de Ingeniería y Arquitectura (EINA) e investigador del I3A.

Pero hablar del profesor Silva es mucho más, quienes le conocen bien destacan su implicación, su perseverancia, la capacidad de trabajo, cercanía, pasión y humanidad en todo lo que ha hecho a lo largo de su vida profesional, “43 años dedicados a la Universidad de Zaragoza, donde ha sido un iniciador y un explorador de caminos”, decía Cristian Mahulea, director del DIIS en el acto de homenaje que la Universidad de Zaragoza le hizo el año pasado coincidiendo con su jubilación.

También el DIIS, Departamento al que Silva se sentía tan vinculado, reconoció el año pasado su implicación en el Campus Río Ebro. Como parte del reconocimiento a su extenso e importante trabajo, el seminario del Departamento de Informática e Ingeniería de Sistemas lleva su nombre. Ayer, abría un espacio en su web para que todas las personas que quieran puedan dejar sus condolencias, que las trasladarán a su familia y a la que se puede acceder desde este enlace.

Manuel Silva Suárez era ingeniero industrial y dedicó 43 años de su vida a la docencia y la investigación en la Universidad de Zaragoza. “Maestro de maestros”, decía el director del DIIS, Cristian Mahulea, destacando sus aportaciones a las actividades científicas nacionales e internacionales, mientras resaltaba la “perseverancia” de Silva y su “pasión por lo que hace”.

Considerado “uno de los padres de la Escuela”, así lo expresaba José Antonio Yagüe, director de la EINA, el profesor Silva fue un “trabajador incansable y con una gran visión estratégica”.

En aquel acto de homenaje, Pablo Laguna, director del I3A, apuntaba “su energía, universalidad, ambición positiva y un hombre de luces largas” y recordaba, además, la faceta humanista y social de Manuel Silva, tal y como se puede ver en sus múltiples publicaciones.

Tempus fugit” decía Manuel Silva. Las dificultades nunca fueron un freno para luchar por aquello en lo que creía.

Hoy, esa Escuela de Ingeniería y Arquitectura en la que puso tanto empeño y todo el I3A le dice adiós con una enorme tristeza. Queda su legado y su trabajo, su implicación personal y profesional, su amor por el conocimiento y su traslación a la sociedad, su empuje a los jóvenes, y un largo etcétera, que se une a su recuerdo.

Hasta siempre, profesor Silva, Manolo.