El Prof. Dr. Rafael Bilbao Duñabeitia, maestro, amigo, compañero, falleció ayer 3 de Enero en Zaragoza. Dedicó 45 años de su vida a la Universidad de Zaragoza, desde donde se convirtió en un excepcional referente de la Ingeniería Química para toda España. Desde aquí impulsó, con una visión estratégica inigualable, la implantación de ésta titulación.
Muchos aspectos destacan de su personalidad, pero sobre todo destaca su enorme vocación y capacidad docente. No había ni hora, ni día, en el que no estuviera dispuesto a responder, con buen talante e inteligencia, a cuantas preguntas, dudas o cuestiones se le plantearan. Hasta días antes de sus ingresos hospitalarios ha estado recibiendo a los alumnos en su despacho. Su casa estaba abierta, para corregir los borradores de las tesis doctorales, tesinas, artículos, o informes. Era su vida.
Su compromiso con la Universidad le llevo a ser el primer director del Departamento de Ingeniería Química y Tecnologías del Medio Ambiente, creado a la luz de la Ley de Reforma Universitaria, cargo que ejerció en varios periodos. Fue el primer director de la Escuela de Ingeniería y Arquitectura (EINA), director del Instituto de Investigación en Ingeniería de Aragón (I3A), presidente del Claustro de la Universidad, director de Cátedras Universitarias firmadas en colaboración con empresas como URBASER o VERALIA, y así un sinfín de responsabilidades, que él asumía con una profesionalidad y seguridad encomiables.
Su compromiso con el desarrollo de una investigación pionera le llevo a fundar en 1983 el Grupo de Procesos Termoquímicos (GPT), comenzando a desarrollar tecnologías que eran prácticamente desconocidas a nivel nacional en aquellos años.
Su liderazgo permitió al GPT consolidarse a nivel nacional e internacional, destacando sobremanera su maestría en abordar los diferentes retos tecnológicos a los que se enfrentó, en colaboración con empresas e instituciones, todo lo cual queda de manifiesto en su presencia, como investigador, en los más importantes rankings. Es difícil contabilizar los investigadores que se han formado bajo su magisterio.
En la década de los 80, se involucró también en el desarrollo del I Plan Nacional de I+D+i y en los primeros pasos para la creación y consolidación de la extinta Agencia Nacional de Evaluación y Prospectiva, ANEP.
Su pérdida embarga hoy a la Escuela de Ingeniería y Arquitectura, al Instituto de Investigación en Ingeniería, Facultad de Ciencias y, en definitiva, a toda la comunidad universitaria.
Nos ha dejado un hombre sabio, honesto, prudente y bueno. Un trabajador incansable. Nos queda su legado y su ejemplo. En 2021, recibió el premio Tercer Milenio a la Transferencia de Conocimiento por sus proyectos con empresas a lo largo de su carrera profesional. Aquel día quiso compartir con sus compañeros de investigación ese reconocimiento y nos animó a seguir adelante "porque todavía falta mucho por hacer". Seguro que lo haremos, Rafa.
Los que sentiremos su ausencia cercana, decimos un hasta siempre, Rafa. Hasta siempre Prof. Bilbao.
