Martín Resano: “Lo que más me gusta de investigar es cooperar con gente de todo el mundo”

¿Por qué decidió dedicarse a la investigación? 

Un poco inconscientemente… Un profesor me dio una asignatura relacionada con la investigación que me gustó y ya decidí decantarme por esta profesión. No fue vocacional y si tuviera que elegir ahora a lo mejor hacía otra cosa. Mi hermano, por ejemplo, es ingeniero informático y también me hubiera gustado hacer eso.

Forma parte del grupo MARTE, ¿qué investigan en su grupo?

El grupo en el que trabajamos es de Química Analítica. Lo que hacemos es desarrollar métodos de análisis que tengan aplicación en la vida real. Estas aplicaciones están relacionadas con nanotecnología, caracterización de nanopartículas, análisis de células… Quizás, la parte que más aplicaciones tiene es la de análisis clínico. Nos encargamos de crear métodos de análisis de DBS (dried blood samples). Esta técnica consiste en depositar una pequeña cantidad de sangre en un papel de filtro. La ventaja está en que lo puedes hacer desde tu casa, lo mandas al laboratorio y allí se hace el análisis, sin tener la necesidad de acudir hasta el centro de salud. En algunos casos, este método es muy interesante gracias a la comodidad que aporta, por ejemplo, en pacientes crónicos o en la vida rural. 

Algún proyecto en marcha que quiera destacar. 

Hemos acabado ahora un proyecto transfronterizo relacionado, precisamente, con el método DBS y ahora queremos lanzar otro que siga en esa línea. Estas alternativas que creamos frente a la venopunción son mucho menos invasivas y, simplemente, se basan en la punción en un dedo o en el talón y la deposición de unas gotas de sangre en un papel filtro clínico. Es muy útil e interesante y queremos seguir investigando.

¿Cuánto tiempo lleva vinculado al I3A? 

Unos 10 años más o menos. Tardé bastante en incorporarme a un instituto de investigación y al final cuando decidí hacerlo me decanté por este Instituto. 

¿Por qué eligió el I3A? 

En parte porque me lo aconsejaron, me dijeron que funcionaba bastante bien. Y, además, en ese momento era director mi amigo Nacho Garcés, hablé con él y ya me incorporé. 

¿Qué destacaría del Instituto? 

Funciona muy bien, pero funciona bien para todos. La información se comparte, las cosas se discuten y se intenta favorecer colaboraciones entre los distintos grupos. Esto en España es bastante extraño, porque hay estructuras que funcionan bien, pero solo para unos cuantos. Tenemos un Instituto bastante democrático en ese sentido. Además, no para de crecer, se incorporan cosas para potenciar proyectos, para mejorar la comunicación… Se ve que hay voluntad de mejora. 

¿Qué es lo que más le gusta de su profesión y lo qué menos? 

Lo que menos, todo el tema administrativo y de gestión que cada vez es mayor. Hemos tenido una transformación digital que, en principio, debería hacer las cosas más sencillas, pues no, al revés, casi tienes que hacer más cosas, lo que hacías en papel y lo digital. 
¿Lo que más? La libertad de investigar en las áreas que te parecen más interesantes y cooperar con gente de todo el mundo. 

¿Han variado significativamente sus líneas de investigación? 

Vas derivando, trabajando en líneas distintas y eligiendo las que más te gustan, si no sería muy aburrido. Si funcionan y triunfan ya se quedan agotadas, si no triunfan tampoco puedes seguir ahí tienes que cambiar. 

¿Qué le diría a alguien que esté pensando en dedicarse a la investigación? 

No hay que engañar a la gente, es difícil, pero si tienes ilusión y ganas se consigue. Además, ahora la universidad está muy envejecida, y tienen que salir nuevas plazas. La investigación es algo dinámico, cuando llevas muchos años y has probado muchas cosas es difícil que se te ocurran cosas revolucionarias. Tienen que ser los jóvenes los que traigan nuevas ideas.