Manuel Doblaré preside, desde este mes, el Patronato de la Fundación Imdea Materiales. Un centro de investigación con sede en Madrid que conoce bien. A él ha estado vinculado en diferentes etapas profesionales y áreas de trabajo y lo define como “un instituto de investigación focalizado hacia la excelencia en el ámbito de los nuevos materiales”. Resta importancia a su nombramiento porque asegura que es “un centro con una trayectoria muy asentada, que está muy bien estructurado y gestionado”.
¿Qué destacaría de IMDEA Materiales?
Su gran evolución y las grandes líneas estratégicas, con proyectos a tres o cuatro años y el equilibrio que ha logrado entre una investigación básica muy potente y una fuerte colaboración con la industria, sobre todo, la aeronáutica.
Se trabaja con materiales metálicos, con materiales compuestos para automoción y aeronáutica, en micro y nanomateriales, en materiales para aplicaciones en energía y en materiales bio para el área de salud entre otros proyectos.
¿En qué le gustaría centrar su labor allí, qué objetivos se ha marcado?
Tenemos que conseguir retener talento, aunque IMDEA Materiales es un centro al que la gente con talento quiere venir, lo cierto es que en este país tenemos un problema, estamos limitados por lo que podemos ofrecer y es muy difícil competir con otros centros europeos en el largo plazo.
Tenemos que seguir aumentando la inversión en I+D de las empresas y fomentar la investigación público-privada.
Además, me gustaría seguir potenciando la imagen de centro de excelencia.
Después de este tiempo que hemos vivido confinados y con la pandemia que ha paralizado nuestro país, ¿cree que habrá un cambio y que la ciencia pasará a ser una prioridad para los gobiernos?
Habría que cambiar el sistema productivo completamente. En ciencia hay que pensar a largo plazo, en diez años para consolidar y veinticinco años para llegar al máximo desarrollo.
La rentabilidad de un sistema está basada en generar conocimiento de alto valor añadido que solo es posible rentabilizar a medio plazo y con un tejido productivo capaz de encontrarle aplicación. Para todo ello se necesita personal bien formado, hay que apostar por la educación en todos sus niveles. Y, por supuesto, necesitamos inversión en ciencia, no solo en cuantía, sino, sobre todo, sin bandazos, con políticas de investigación estables, a 25 años. Por supuesto, también es necesario un buen sistema de transferencia y de captación de tecnología por parte la empresa.
Pero, ojo, no se puede solucionar solo algunas de estas necesidades, hay que desarrollar todo a la vez para conseguir un sistema estable y eficiente.
Es usted catedrático de Ingeniería Mecánica en la Universidad de Zaragoza, da clases en la Escuela de Ingeniería y Arquitectura y es investigador del I3A en el grupo de Microentorno Tisular (TME). ¿En qué está trabajando en este momento?
En este momento estoy trabajando, entre otros proyectos, en la simulación computacional de modelos de cáncer cerebrales (glioblastoma) para entender mejor las razones de su crecimiento, comparándolos con experimentos en dispositivos microfluídicos y con pacientes reales. También estoy involucrado en distintas aplicaciones de la inteligencia artificial en la predicción de problemas físicos y en el diagnóstico de enfermedades como el cáncer de próstata a partir de imágenes de biopsias.
Manuel Doblaré fue fundador del I3A. Hoy, además de presidir la Fundación IMDEA Materiales, es Fellow de la Alianza Europea para la Ingeniería y la Biomedicina (EAMBES, siglas en inglés) y del Consejo Mundial de Biomecánica, además de ser consejero de la Fundación Gadea Ciencia, cuyo objetivo es promover la mejora y el avance de la ciencia, la tecnología y la innovación en España.