¿Por qué decidió dedicarse a la investigación?
Cuando estaba terminando la carrera, empecé a trabajar en una empresa de prefabricados, pero aquello no me gustaba. En principio, pensé ir a estudiar Ingeniería de Caminos a Santander, ya lo tenía todo organizado cuando el profesor Manuel Doblaré me propuso hacer la tesis. Así que dije, bueno, pues igual está bien, igual no me hace falta otra carrera, igual esto es como un reto, ir un poco más allá, y la decisión final fue quedarme.
Ahora forma parte del grupo de investigación de Mecánica Aplicada y Bioingeniería (AMB) ¿Cuáles son sus líneas de investigación más destacadas?
Nuestro grupo, sobre todo, es de Ingeniería Biomédica aplicada al sistema cardiovascular. Nos centramos en el uso de técnicas computacionales para la predicción de patologías cardiovasculares, concretamente, para aterosclerosis y aneurismas, tenemos en marcha varios proyectos. Pero también investigamos en el diseño de dispositivos, sobre todo, para cirugía cardíaca, post infarto, o para stent de aterosclerosis.
Cuándo estudiaba Ingeniería Industrial y pensaba en irse a hacer Ingeniería de Caminos, ¿alguna vez pensó que estaría donde está hoy, trabajando en temas relacionados con la salud?
No, no, que va. Además, de hecho, me acuerdo siempre que cuando tuve que elegir el trabajo fin de carrera, le dije al profesor al que le fui a preguntar, que no quería ni programar ni biomecánica. Pero, en aquel momento se dieron las circunstancias de que había un proyecto que parecía interesante, que estudiaba la biomecánica de la rodilla. Y aquí estoy.
¿Hay algún proyecto del que esté particularmente orgullosa por su impacto, por su desarrollo o por el tiempo que le ha dedicado?
Bueno, tiempo dedicado, a muchos. Si tengo que destacar uno del que estoy muy orgullosa es en el que estamos involucrados ahora, en el que colaboramos con el Hospital Vall d'Hebron, que yo creo que va a ser muy interesante porque trabajamos con profesionales que tienen un contacto directo con pacientes, que están en el diagnóstico de patologías cardíacas muy relevantes. Por ejemplo, con pacientes con el Síndrome de Marfan, que es un paciente joven, que tiene muchos problemas. Me ilusiona mucho por eso, porque es probablemente el que más cerca veo de la aplicación directa a la clínica.
Mencionaba la colaboración en investigación, ¿tienen en marcha alguna línea de investigación que le gustaría destacar?
Ahora, estamos trabajando en un proyecto europeo con dos grupos de investigación del I3A, BSiCoS (Biomedical Signal Interpretation and Computational Simulation) y TME Lab (Tissue MicroEnvironment). Está dando muy buenos resultados, hemos trabajado en el diseño de unos scaffolds celularizados para pacientes post infarto, para prevenir la insuficiencia cardíaca. Aquí, participamos desde el diseño con las simulaciones, hemos hecho los ensayos experimentales en la plataforma. En la última reunión del proyecto se ha visto en los ensayos que funciona, que mejora la función cardiaca.
No concibo la investigación sin dar clase y no concibo dar clases sin la investigación.
Y, ¿cómo visualiza el futuro de su área de investigación?
Cada vez más amplio. En el ámbito del sistema cardiovascular, hay tanto por conocer todavía. Pero, creo que el futuro está en el diagnóstico, en la predicción, no en el tratamiento. Necesitamos diseñar dispositivos intravasculares, pero la idea sería intentarlo con datos del paciente, con imágenes del paciente, con un análisis de sangre, ser capaces de decir que esa persona va a desarrollar una placa de ateroma de aquí a dos o cinco años, y hacerle un seguimiento para evitar que se produzca el infarto.
Diría que este es uno de los grandes desafíos que tienen…
Sí. En Ingeniería Biomédica sí, tratar de que las herramientas computacionales sean predictivas y no post tratamiento.
¿En qué punto pondría la investigación en Aragón?
A ver, en general, yo siempre he pensado que el investigador español, y el aragonés en particular, tiene muchísimo complejo de inferioridad porque tenemos mucha menos financiación. Pero lo que somos capaces de sacar con esa menor financiación, demuestra que realmente somos una comunidad científica muy potente y muy sólida.
Desde el punto de vista de medios, sí que estamos en desventaja, pero desde el punto de vista de talento, no. Yo creo que con un poco más de financiación haríamos grandes cosas, estoy segura.
¿Qué es lo que más disfruta de su profesión?
Pues mira, me gusta muchísimo la docencia y la investigación, al mismo nivel. No concibo la investigación sin dar clase y no concibo dar clases sin la investigación.
¿Y de su paso por la Subdirección del I3A que recuerdo tiene?
Aprendí muchas cosas y, entre esas muchas cosas, descubrir que hay mucha gente en el I3A, muchísima gente, muy buena, quizás demasiado discreta, que hace cosas súper interesantes, que trabaja muchísimo y que yo desconocía. De esto no te das cuenta hasta que realmente no tienes una visión más global del I3A, de la cantidad de gente con ganas de hacer cosas y de colaborar entre sí.
¿Y cómo se visualiza en los próximos años?
La verdad es que estoy tan bien como estoy… Pero, bueno, me vería buscando nuevos retos, buscando nuevas colaboraciones con el ámbito clínico, nuevos problemas en el ámbito cardiovascular en los que podamos aportar.
¿Qué le diría a alguien que esté pensando dedicarse a la investigación?
Que no es un camino de rosas, pero es un camino muy gratificante. Si te gusta es muy, muy gratificante, que cuesta mucho conseguir buenos resultados, pero claro, que cuando los consigues tú sabes que la aplicación, en mi caso, por ejemplo, puede ayudar a salvar vidas.
DE CERCA
Qué estudió: Ingeniería Industrial.
Un sueño por cumplir: hacer un viaje a Egipto que por lo menos pudiera estar allí un tiempo y trabajar de arqueóloga.
A qué dedica su tiempo libre: a la lectura y a mi familia.
Un libro: "Viento del Este, Viento del Oeste".
Una película: "El Jovencito Frankenstein".
Un grupo musical: U2.
Un viaje: Los Fiordos noruegos.
Cómo se definiría: como una persona con mucho carácter con un fondo muy blando.