Enhorabuena por este reconocimiento, profesional y personalmente, ¿Qué supone recibir este Premio IACM?
Siempre digo que ser reconocido por tus compañeros está entre las cosas más bonitas de la vida, profesionalmente hablando. Quiero pensar que los esfuerzos, a nivel tanto profesional como personal, que hemos realizado —porque no hubiera sido posible sin mis compañeros de grupo— no han sido en balde y que nuestra investigación ha tenido así un reconocimiento que nos anima muchísimo a seguir.
Se le reconoce su trayectoria profesional y su compromiso con esta Asociación, ¿Cuál es el papel de esta entidad?
La International Association for Computational Mechanics (IACM) agrupa una comunidad científica relativamente pequeña, si la comparamos con las de Medicina, por ejemplo. Somos unos 3000 o 4000 miembros de diferentes países. La asociación se dedica a promover la investigación y la educación en el campo de la Mecánica Computacional, que es la disciplina que emplea métodos computacionales para resolver problemas en el ámbito de la Mecánica, que es, al fin y al cabo, una rama de la Física, aunque tradicionalmente los ingenieros nos involucramos muchísimo en ella.
Dentro de la Mecánica Computacional, ¿en qué líneas está investigando?
En los últimos años, nos hemos dedicado al desarrollo de técnicas de Inteligencia Artificial Científica, que pretende ayudar al descubrimiento de nuevas leyes científicas. Las solemos aplicar a multitud de campos, como la realidad aumentada o los gemelos digitales. Recientemente, hemos trabajado mucho, por ejemplo, para la empresa francesa ESI Group en el desarrollo de lo que llamamos técnicas de inteligencia aumentada, sistemas que ayudan a la toma de decisiones en el entorno industrial, que son capaces de entender qué está pasando en una determinada instalación y, lo que es aún más interesante, qué va a pasar en el futuro, para que los ingenieros puedan tomar decisiones informadas por la Física.
La Mecánica Computacional ha tenido un profundo impacto en la ciencia y la tecnología durante las últimas tres décadas, ¿en qué áreas ha tenido mayor desarrollo?
Tanto en la Mecánica de Sólidos como en la de Fluidos, es cierto que la Mecánica Computacional ha logrado entender fenómenos que, de otra forma, seguirían sin solución. Desde la simulación de los ensayos de impacto en el sector del automóvil, con un papel primordial en el desarrollo de carrocerías más seguras en los primeros años 80, hasta su impacto en la industria aeronáutica, donde ha contribuido sustancialmente a rebajar el consumo en aviones, por ejemplo, o el nivel de ruido en el interior de los coches. Desde luego, la mecánica computacional ha tenido un impacto sobresaliente en la industria.
¿Cuál diría que es el futuro de esta disciplina científica?
Por un lado, continuar dando soporte a los desarrollos industriales. En una sociedad que va a estar necesariamente sometida a cambios profundos, obligada por el cambio climático y el agotamiento de las materias primas, ser capaces de diseñar el comportamiento futuro de la industria tendrá un papel fundamental en el desarrollo de nuestra sociedad. Pero, por otro lado, puede ayudar a construir mundos virtuales, el famoso metaverso, por ejemplo, hasta dotarlo de realismo físico, es decir, que se comporte como nuestro mundo real. En medio, las posibles aplicaciones son innumerables.
¿Cómo estamos respecto a Europa?
España ha tenido tradicionalmente en esta disciplina un papel y una influencia mucho mayores de lo que le correspondería por población o tamaño de nuestra economía. Esto es algo que le debemos a nuestros pioneros en Ingeniería Mecánica y Mecánica Computacional, que supieron ver el futuro de la misma, formarse y formar a nuevas generaciones de investigadores en este campo.
¿Qué se necesitaría para lograr un mayor desarrollo?
Indudablemente, como le diría cualquiera de mis compañeros de no importa qué disciplina científica, que nuestros gobernantes se crean que la ciencia en España puede ser un motor de progreso y bienestar. Y que dediquen cifras similares de inversión en I+D a los países de nuestro entorno. Ya sabe lo que se dice, no es que sean los países ricos los que invierten en ciencia, es que son ricos por haber invertido en ciencia.
En su trabajo diario, en el grupo de investigación AMB, ¿qué echa en falta?
La verdad es que tenemos un equipo y un ambiente envidiable. Trabajar con ellos día a día es un verdadero lujo. En ese sentido, lo que nos haría falta, como decía antes, es más apoyo por parte de las instituciones. Algo que pido no solo para nosotros, claro está, sino para una comunidad científica, la española, tradicionalmente maltratada por los distintos gobiernos en términos de inversión. Realmente no solo por los gobiernos, sino también por la industria nacional, obcecada frecuentemente en un cortoplacismo estéril de beneficios rápidos y que no piensa, salvo excepciones, en la investigación básica como el verdadero motor del éxito.